A pesar de su convalecencia, su espíritu y su mensaje siguen siendo una guía para muchos en esta Semana Santa.
A pesar de no poder estar presente físicamente. Su reflexión sobre la «economía de Dios» que no mata ni aplasta, contrastándola con una «economía deshumana» centrada en cálculos fríos, resuena profundamente en el contexto actual.
Sus palabras invitan a una reflexión sobre los valores que rigen nuestro mundo y cómo a menudo priorizamos los números y la lógica implacable por encima de la dignidad humana. La mención de que «noventa y nueve valen más que uno» es una crítica poderosa a la exclusión y la desigualdad.
Es conmovedor cómo en cada estación conecta la Pasión de Cristo con las realidades contemporáneas, orando por los que sufren en las fronteras, por una iglesia en paz y unidad, y finalmente por la paz en todas las naciones, especialmente para los más vulnerables. Su invocación final a la «conversión del corazón» es un llamado a la transformación personal y social.
A pesar de su convalecencia, su espíritu y su mensaje siguen siendo una guía para muchos en esta Semana Santa. Es comprensible que el Vaticano no confirme su presencia en los próximos ritos, pero su cercanía y sus palabras ya están dejando una huella profunda. ¿Qué parte de sus meditaciones te impactó más?
Globovision.
