La Capilla Sixtina se prepara para acoger, a partir del miércoles, a 133 cardenales electores que, aislados del mundo exterior, buscarán al nuevo líder de la Iglesia católica.
Todo el personal involucrado en la organización del cónclave para elegir al sucesor del Papa Francisco, desde ceremonieros hasta ascensoristas, prestará juramento este lunes en la Capilla Paulina para garantizar el absoluto secreto de todo lo que acontezca en el interior. Este acto solemne, previsto para las 17:00 horas (15:00 GMT), involucra a todas las personas aprobadas por el cardenal camarlengo y los tres cardenales asistentes, en cumplimiento de la Constitución Apostólica Universi Dominici Gregis.
La Capilla Sixtina se prepara para acoger, a partir del miércoles, a 133 cardenales electores que, aislados del mundo exterior, buscarán al nuevo líder de la Iglesia católica. Este cónclave se perfila como el más numeroso y diverso de la historia, con purpurados provenientes de distintos rincones del planeta, reflejo del esfuerzo de Francisco por descentralizar la Iglesia. Inicialmente eran 135 los cardenales con derecho a voto (menores de 80 años), pero el español Antonio Cañizares y el keniano John Njue han renunciado a participar por motivos de salud.
El hermetismo será la norma durante todo el proceso. Cada cardenal elector jurará, bajo pena de excomunión, no revelar ningún detalle de lo que suceda tras los muros de la Capilla Sixtina.
El cónclave dará inicio en la mañana del miércoles con la misa ‘Pro Eligendo Pontefice’ a las 10:00 horas locales (08:00 GMT) en la Basílica de San Pedro. Posteriormente, a las 16:15 horas (14:15 GMT), los cardenales se reunirán en la Capilla Paulina y, ataviados con sus vestimentas ceremoniales, procesionarán entonando letanías hasta la Capilla Sixtina.
Tras prestar juramento individualmente con la mano sobre el Evangelio, el maestro de ceremonias Diego Ravelli pronunciará el tradicional «Extra omnes» para expulsar a todos los no participantes del cónclave y cerrar las puertas de la Sixtina. A partir de ese momento, los cardenales quedarán aislados para iniciar las votaciones.
La primera «fumata», la señal de humo que indica el resultado de la votación, se espera para esa misma tarde. El humo negro significará que no hay acuerdo, mientras que el humo blanco anunciará la elección del nuevo Papa. Dada la complejidad del proceso, es probable que no se alcance un consenso en la primera votación, prolongándose el encierro durante los días siguientes, con cuatro votaciones diarias y pausas para la reflexión.
La fumata blanca marcará el fin del cónclave, y poco después, el nuevo pontífice se presentará al mundo desde el balcón central de la Basílica de San Pedro, poniendo fin al periodo de «sede vacante» tras el fallecimiento de Francisco el 21 de abril.
En los días previos, los cardenales han mantenido reuniones preparatorias, las llamadas congregaciones, para discutir los desafíos de la Iglesia y los posibles sucesores. Aunque no hay candidatos oficiales, nombres como Pietro Parolin, Matteo Zuppi, Pierbattista Pizzaballa, Luis Antonio Tagle y Robert Francis Prevost figuran entre los posibles «pesos pesados» en este histórico cónclave.
La Patilla- Relámpago Zuliano.