Advertisement

Papa León XIV lamenta el «cansancio de vivir» en la sociedad actual

La Audiencia General de este miércoles fue adelantada media hora debido a los numerosos compromisos de la agenda del Papa, quien a lo largo de la mañana tenía previsto pronunciar una catequesis ante los obispos y reunirse con un grupo de seminaristas de la Diócesis de Triveneto, en el norte de Italia.

El Papa León XIV presidió este miércoles su última Audiencia General antes de la pausa estival, un momento en el que abordó el «cansancio de vivir» como una de las «enfermedades» que, a su juicio, padece la sociedad actual. El Pontífice hizo un llamado a afrontar la realidad con la Gracia de Jesús.

«Una enfermedad muy difundida en nuestro tiempo es el cansancio de vivir: la realidad nos parece demasiado compleja, pesada, difícil de afrontar. Y entonces nos apagamos, nos adormecemos, con la ilusión de que al despertarnos las cosas serán diferentes. Pero la realidad va afrontada, y junto con Jesús podemos hacerlo bien», enfatizó en su última catequesis antes de reducir su agenda durante el mes de julio.

El Pontífice continuó su ciclo de catequesis sobre la esperanza, centrándose en las narraciones de las curaciones milagrosas de Jesús. Puso como ejemplo dos casos que considera «señal de esperanza»: la curación de la hija de Jairo, jefe de la sinagoga, quien acude a Jesús con humildad rogándole por su hija moribunda; y la de una mujer anónima que sufría pérdidas de sangre desde hacía doce años.

Para ilustrar su mensaje, citó el ejemplo del padre de la niña enferma, quien, a pesar de recibir la noticia de la muerte de su hija y la supuesta inutilidad de molestar al Maestro, «sigue teniendo fe y continúa esperando».

Dios despierta de la muerte y el valor de la fe

El Evangelio de San Marcos narra cómo Jesús le dijo a la niña: «¡Niña, levántate!», y la muchacha se levantó y se puso a caminar. Para el Pontífice, ese gesto de Jesús «nos muestra que Él no solo sana toda enfermedad, sino que también despierta de la muerte». «Para Dios, que es Vida eterna, la muerte del cuerpo es como un sueño. La muerte verdadera es aquella del alma: ¡de esta debemos tener miedo!», agregó.

Por otro lado, el Papa también reivindicó la «gran valentía» de la mujer con flujo ininterrumpido de sangre que, a pesar de haber sido «condenada a quedarse escondida y aislada», sale al encuentro de Jesús.

«A veces también nosotros podemos ser víctimas del juicio de los demás, que pretenden colocarnos un vestido que no es el nuestro. Y entonces estamos mal y no logramos salir de eso», explicó.

De esta manera, el Santo Padre puso en valor la fe de la mujer hemorroísa. «Esta mujer, silenciosa y anónima, derrota a sus temores, tocando el corazón de Jesús con sus manos consideradas impuras a causa de la enfermedad», explicó ante miles de peregrinos reunidos en la Plaza de San Pedro, a pesar de las altas temperaturas en Roma.

Así, insistió en que cada vez que se realiza «un acto de fe dirigido a Jesús, se establece un contacto con Él e inmediatamente su gracia sale de Él».

Asimismo, lamentó que muchas personas «caminan sobre la superficie de la fe», «sin creer de verdad en su potencia» y «mientras el corazón está en otra parte», mientras que señaló cómo «de una forma secreta y real» la Gracia nos alcanza y lentamente transforma la vida desde dentro.

Finalmente, el Pontífice invitó a la reflexión: «¿Cuándo nuestros muchachos se encuentran en crisis y tienen necesidad de nutrición espiritual, sabemos dársela? ¿Y cómo podemos hacerlo si nosotros mismos no nos nutrimos del Evangelio?».

Concluyó su catequesis con un mensaje de esperanza: «En la vida hay momentos de desilusión y de desánimo, y hay también la experiencia de la muerte. Aprendamos de aquella mujer, de aquel padre: vamos hacia Jesús: Él puede sanarnos, puede hacernos renacer. ¡Él es nuestra esperanza!».

La Audiencia General de este miércoles fue adelantada media hora debido a los numerosos compromisos de la agenda del Papa, quien a lo largo de la mañana tenía previsto pronunciar una catequesis ante los obispos y reunirse con un grupo de seminaristas de la Diócesis de Triveneto, en el norte de Italia.

Aciprensa.