Maracaibo ya no puede esperar otros veinte años. La ciudad reclama orden, modernidad y conciencia ciudadana.

La capital zuliana lleva más de 20 años sin un plan urbano actualizado. El concejal Luis Cabrera asume el reto de rescatar la visión de ciudad sustentable: ordenada, moderna y con ciudadanos conscientes. ¿Será este el punto de partida para un Maracaibo que se reinvente?
Por más de dos décadas, Maracaibo ha esperado la actualización de un documento vital para su desarrollo: el Plan de Desarrollo Urbano Local (PEDUL). Desde la gestión del recordado Fernando Chumaceiro —primer alcalde que pensó la ciudad con visión de futuro—, la capital zuliana no ha contado con una planificación real que responda a sus nuevas realidades sociales, económicas y territoriales. Hoy, la esperanza renace de la mano del concejal Luis Cabrera, vicepresidente de la Comisión Permanente de Poder Popular para el Urbanismo, la Arquitectura, la Construcción y los Asuntos Territoriales del Concejo Municipal.

Cabrera lo dice con claridad: “Más allá de crear una ciudad, hay que crear ciudadanos.” Y esa frase resume el reto de fondo. Una urbe no se transforma solo con planos, normas o diagnósticos, sino con ciudadanos conscientes, educados y comprometidos con su entorno. Maracaibo —diversa y desigual— enfrenta un escenario donde conviven realidades muy distintas: el oeste con sus carencias, el norte con su empuje comercial, el sur con sus dinámicas propias. Sin planificación, la ciudad avanza a tientas y cae en lo que el concejal define como “ciudad anárquica”.
El compromiso asumido por la nueva comisión es doble: por un lado, actualizar el PEDUL que lleva más de 20 años en el olvido, y por el otro, articular las voces de ingenieros, arquitectos, académicos, comerciantes y ciudadanía para elaborar un diagnóstico integral que no quede en letra muerta. El casco histórico de Maracaibo —que en palabras de Cabrera “no tiene nada que envidiar a otras ciudades del mundo”— será uno de los primeros focos de acción. Allí, el desorden del comercio informal, la falta de normas claras y el abandono de espacios patrimoniales han convertido zonas emblemáticas como Las Playitas o Las Pulgas en un caos urbano y ambiental.

La propuesta es clara: censar, organizar y articular al sector privado para que asuma responsabilidades en la recolección de desechos y en la recuperación de espacios vitales para la identidad marabina. En paralelo, se busca repensar el sistema de transporte público, ordenando paradas, rutas y servicios que hoy no cumplen ni con las normas más básicas.
El primer paso ya está definido: instalar una mesa de diagnóstico con gremios, universidades, concejales y expertos. A partir de allí se diseñará una estrategia de gestión que siente las bases de una ciudad sustentable, apoyada en tres pilares: lo social, lo económico y lo urbano. Modernización, innovación y cuidado del agua forman parte de la visión que Cabrera quiere materializar en una Maracaibo que sueña con volver a ser modelo de organización y progreso.
El tiempo de ejecución aún no está trazado. Pero la ruta está marcada: pasar del papel a la acción. Si algo ha quedado claro en esta entrevista, es que la tarea de planificar Maracaibo no es solo un desafío político, sino un compromiso histórico.

Maracaibo ya no puede esperar otros veinte años. La ciudad reclama orden, modernidad y conciencia ciudadana. El reto no es solo de autoridades o comisiones: es de cada uno de nosotros. Porque solo cuando todos asumimos la responsabilidad de cuidar y construir la ciudad, podremos decir con orgullo que Maracaibo volvió a ser la referencia urbana que merece.
Johsué Morales
CNP: 24.302
Fotografías: Luis Molero