En la penumbra expectante del Centro de Bellas Artes Ateneo de Maracaibo, la noche del 29 de agosto se abrió un portal hacia la Venecia del siglo XVIII. Allí, bajo la mirada cómplice del público zuliano, la Agrupación Actoral TEA devolvió a la vida una de las piezas más encantadoras de Carlo Goldoni: La Posadera.

La dama que se ríe de los prejuicios
La protagonista, Mirandolina, apareció en escena como un torbellino de gracia y astucia. Sin más armas que su inteligencia y su risa, enfrentó a un marqués venido a menos, a un conde dispuesto a comprar afectos, a un caballero que desprecia a las mujeres y hasta a un criado entrometido. En cada encuentro, la posadera puso en jaque a los hombres, recordando que la libertad femenina no es un regalo, sino una conquista de ingenio y voluntad.

La actriz Thauly Si Chin Li, encargada de dar vida a Mirandolina, compartió con emoción lo que significó volver a encarnar este rol:
“Me siento realmente honrada. Tengo mucha nostalgia también, porque la última vez que presenté La Posadera fue hace 15 años; era otra etapa de mi vida, cuando era estudiante y tenía otras aspiraciones. Hoy en día tengo 34 años, soy madre, y estoy en una nueva etapa. Me siento sumamente afortunada de que me dirigiera Ronald Millán, quien inició conmigo en la URBE en 2008. La función fue sinceramente espectacular, y espero en Dios que tengamos muchas más funciones”.

Un montaje con aire fresco
La dirección de Ronald Millán encontró el delicado equilibrio entre la fidelidad al espíritu de Goldoni y la necesidad de acercar el texto al espectador actual. Ocho actores maracaiberos se entregaron al juego de enredos con naturalidad, logrando que un texto escrito en 1750 sonara tan vigente como una conversación de hoy.

Los detalles visuales, el ritmo ágil y la picardía constante convirtieron la función en una experiencia viva, donde las risas estallaban para luego dar paso a la reflexión silenciosa.
Aplausos que cruzan el tiempo
Cuando cayó el telón, la sala se rindió en aplausos. No solo se celebraba una puesta en escena cuidada, sino también el atrevimiento de rescatar un clásico que desafía las fronteras del tiempo.
La Posadera es más que una comedia de enredos: es un recordatorio de que las costumbres sociales, aunque transformadas, siguen mereciendo ser cuestionadas.

El teatro como espejo
Con esta producción, Gaudy Alarcón e Isaías Villavicencio vuelven a demostrar que el teatro zuliano puede dialogar de tú a tú con los grandes clásicos. La obra de Goldoni, escrita hace más de dos siglos, halló en Maracaibo un eco vibrante, demostrando que la risa inteligente y la crítica social son lenguajes universales.
En la voz de Mirandolina —y en la interpretación de Thauly Si Chin Li— resuena una verdad que atraviesa épocas: el poder más irresistible es aquel que nace de la libertad.

Johsué Morales
CNP: 24.302
Fotógrafias: Johsué Morales