El repertorio fue un verdadero viaje musical por el folklore zuliano, en el que la danza, la contradanza y la gaita se entrelazaron como hilos de identidad, evocando recuerdos colectivos que fortalecen el sentido de pertenencia.

En el marco de la semana aniversaria de la ciudad, Maracaibo celebró sus 496 años con un emotivo concierto que transformó la memoria en melodía y la historia en celebración. El evento, cargado de gratitud, alegría y solidaridad, se convirtió en un testimonio vivo del amor por la tierra zuliana.

El encuentro tuvo lugar en los espacios del Museo Histórico Rafael Urdaneta, escenario que por una noche dejó de ser solo guardián de memoria y dignidad, para convertirse en un templo de música y tradición. Con la presencia de su junta directiva, académicos y numerarios, el museo reafirmó su compromiso con la cultura local al abrir sus puertas a esta cita especial.
La artista Gigi, conmovida por la oportunidad, expresó:

“Estoy encantada y profundamente agradecida. El año pasado lo decía y hoy lo repito: cantar música zuliana, aunque crecí lejos de ella, es volver a mis raíces. Gracias a la academia por pensar en nosotros y permitirnos compartir este repertorio que espero disfruten tanto como yo”.

El repertorio fue un verdadero viaje musical por el folklore zuliano, en el que la danza, la contradanza y la gaita se entrelazaron como hilos de identidad, evocando recuerdos colectivos que fortalecen el sentido de pertenencia. Cada tema interpretado fue un homenaje al amor por el Zulia y a la memoria cultural que persiste en las nuevas generaciones.

La noche cerró con un pregón musical que selló la velada como un acto de reafirmación de lo que somos como pueblo: tradición, alegría y resistencia. Un Maracaibo que, rumbo a sus 500 años, sigue encontrando en la música la fuerza para recordar, celebrar y proyectar el futuro.


Johsué Morales
CNP: 24.302
Fotografías: Luis Molero