Bajo la mirada de Daniel Cuellar, CEO de DAENCO y Director-Productor de Miss Teen Zulia, los concursos de belleza se reinventan: de ser vitrinas de glamour a convertirse en plataformas de propósito, identidad y liderazgo femenino. En el siglo XXI, la corona ya no pesa por el oro, sino por las causas que representa.

Más que un país de reinas: Una cultura coronada
Venezuela ha sido llamada durante décadas la fábrica de reinas. Pero ese título no surge del azar. Según Daniel Cuellar, los certámenes son parte del ADN cultural del venezolano:
“Aquí los concursos importan tanto a mujeres como a hombres. Es una tradición que forma parte de nuestra identidad colectiva. No es solo una competencia estética, es una narrativa social que nos define”.
Desde niñas, muchas venezolanas crecen soñando con desfilar una pasarela, dominar la oratoria, la cultura general y la responsabilidad social. “La mujer venezolana no busca solo una corona, sino dejar un mensaje. Hoy, más que nunca, la belleza exige contenido”, afirma Cuellar.

Siglo XXI: La belleza con propósito
En esta nueva era, la belleza dejó de ser solo apariencia. Las misses de hoy no modelan vestidos: modelan causas. Son activistas, empresarias, creadoras de contenido y líderes sociales. En el siglo XXI, una corona no se gana, se construye con propósito.
Los certámenes han incorporado la diversidad como valor: tallas distintas, estilos diferentes y mujeres que no encajan en el molde clásico, pero lo redibujan con autenticidad.
“Ser reina ya no es ser perfecta, sino ser real, preparada y coherente con lo que se dice y se hace”, sostiene Cuellar.

Las reinas que marcaron historia
Venezuela es sinónimo de excelencia en belleza. Dayana Mendoza, Miss Universo 2008, abrió una nueva etapa de visibilidad global. Un año después, Stefanía Fernández, Miss Universo 2009, logró un hito histórico: el primer back-to-back en la historia del certamen, dejando claro que la disciplina y la preparación son parte del ADN venezolano.

Más recientemente, Migbelis Castellanos, además de su paso por Miss Venezuela, se ha consolidado como comunicadora, influencer y figura mediática con propósito social. Estas mujeres demostraron que la corona no es el final, sino el comienzo de una historia de liderazgo y visibilidad.


Moda: El lenguaje silencioso de la identidad
Para Daniel Cuellar, la moda es mucho más que tela o diseño:
“El vestuario es una narrativa visual. Cada traje típico, cada vestido de gala, es una carta abierta que habla de la historia y la cultura de quien lo porta”.
En Miss Teen Zulia, los diseñadores emergentes han transformado cada desfile en una pasarela de arte local. El brillo de las lentejuelas convive con la fuerza del mensaje. La estética se vuelve símbolo, y el cuerpo, territorio de expresión cultural.

La mujer venezolana: Ícono en evolución
La belleza venezolana del siglo XXI ya no se mide solo por altura o proporciones. Se mide por impacto. Una reina auténtica —dice Cuellar— es aquella que “habla desde el corazón y convierte su esencia en discurso”.
Hoy, la preparación de una candidata incluye oratoria, trabajo social, inteligencia emocional, cultura general e idiomas. La nueva miss es una profesional de la imagen y del propósito.
“La inteligencia también forma parte de la belleza. Una mujer preparada, que comunica y transforma, será siempre una reina”, sentencia el director de Miss Teen Zulia.

Cuando la corona pesa por dentro
En un país que resiste, la belleza no se rinde. Miss Teen Zulia apuesta por una estética con alma, una formación integral que convierte a las jóvenes en líderes con visión.
En tiempos donde las redes imponen apariencias fugaces, Cuellar propone una belleza duradera: la que inspira, educa y conecta.
Porque cuando una reina usa su voz para transformar, la corona deja de ser un accesorio y se convierte en una responsabilidad.
Y ese es el nuevo brillo de Venezuela: un país donde la belleza sigue reinando, pero ahora con conciencia, causa y corazón.
Johsué Morales
CNP: 24.302
Fotografías: Cortesía
Diseño: Johsué Morales