Japón y Estados Unidos han finalizado un acuerdo comercial significativo, marcando un hito en sus relaciones bilaterales y consolidando lazos económicos vitales. Este pacto, largamente anticipado, aborda una serie de productos agrícolas e industriales, prometiendo beneficios mutuos para ambas naciones.
El acuerdo es el resultado de un proceso diplomático que algunos analistas han denominado «diplomacia de prisa lenta» – una estrategia caracterizada por negociaciones persistentes y deliberadas, a menudo a puerta cerrada, que evitan los plazos rígidos y los ultimátums públicos en favor de un progreso constante y sostenido. Esta metodología permitió a ambas partes abordar sensibilidades internas y encontrar puntos de consenso de manera más efectiva.
Fuentes cercanas a las negociaciones indican que esta «prisa lenta» fue crucial para superar obstáculos anteriores y construir la confianza necesaria para cerrar el trato. Representantes de ambos gobiernos han elogiado el acuerdo como una victoria para el comercio justo y un testimonio de la sólida alianza entre Japón y EE. UU.
Reuters/The Wall Street Journal
