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Regreso condicionado de Chevron podría limitar beneficios para Venezuela, advierten expertos

Francisco Monaldi, profesor de la Universidad de Rice y experto en política y economía energética, subraya la «mucha incertidumbre» sobre los detalles de la licencia.

La confirmación por parte del presidente Nicolás Maduro, el pasado jueves 24 de julio, de que la petrolera estadounidense Chevron ha sido autorizada por el gobierno de Donald Trump para continuar sus operaciones en Venezuela, ha generado un debate entre expertos del sector petrolero. Si bien hay consenso en que el regreso de Chevron mejora las expectativas económicas para el país, aún persiste la incertidumbre sobre la magnitud real de su impacto debido a las posibles condiciones de la licencia.

Este giro en la política de Washington hacia Caracas, que se produce tras un inédito cruce de prisioneros mediado por el presidente salvadoreño, es percibido por la opinión pública nacional e internacional como una postura más resiliente de la administración Trump hacia el gobierno de Maduro. Medios foráneos sugieren que Washington alista nuevas autorizaciones para socios clave de Petróleos de Venezuela (Pdvsa), incluyendo empresas europeas, permitiéndoles operar con ciertas limitaciones en un contexto de sanciones.

Los Escenarios de la Nueva Licencia

El doctor Alberto Cisneros, director ejecutivo y presidente de Global Business Consultants (GBC), una firma especializada en consultoría para el sector petróleo y gas en América Latina, ve dos escenarios probables para esta nueva licencia. «No hay aún una especificación oficial. Un escenario es que se autorice a Chevron solo a mantenerse; es decir, a hacer lo necesario para que no decline su producción, para que no se retire del país, pero no para que aumente la producción, y mucho menos para exportar», explicó.

El segundo escenario, que considera menos factible, es que se le permita exportar. Cisneros enfatiza que es muy posible que se otorguen waivers (dispensas) similares a otras petroleras como ENI, Reliance y Maurel & Prom.

Respecto a la producción petrolera venezolana, Cisneros citó fuentes oficiales que la sitúan en 1.050.000 barriles diarios en junio, mientras que fuentes secundarias de la OPEP reportan 850.000 barriles. GBC maneja una cifra más conservadora de 840.000 barriles por día. Si se materializa el escenario más probable (solo mantenimiento de operaciones), Cisneros proyecta una ligera declinación de la producción hasta diciembre, con una merma de entre 6.000 a 10.000 barriles por día (bpd) al mes, lo que la colocaría un poco por debajo de 800.000 bpd para finales de 2025.

El experto también se refirió al Plan de Independencia Petrolera impulsado por el gobierno venezolano, que busca fortalecer la industria nacional y reducir la dependencia del petróleo a través de acuerdos con compañías de servicios bajo un modelo de riesgo compartido, donde el modelo de empresa mixta con mayoría accionaria de PDVSA ya no existiría, abriéndose a acuerdos 50/50.

Sobre el impacto económico, Cisneros es tajante: «Es muy claro que en el waiver que venga el gobierno no va a recibir dinero por venta de petróleo. Puede verse como una victoria de Maduro, sin embargo, o -mejor-, quien se lleva los laureles es el señor Michael K. (Mike) Wirth, presidente del consejo de administración y director ejecutivo de Chevron Corporation, quien articuló un lobby sumamente exitoso». Lamentó que los 40.000 millones de dólares que antes entraban al país por las exportaciones de Chevron ahora son «muy poco probable» que ocurran.

Incertidumbre y Calibración de Expectativas

Francisco Monaldi, profesor de la Universidad de Rice y experto en política y economía energética, subraya la «mucha incertidumbre» sobre los detalles de la licencia. «No sabemos, exactamente, cómo va a funcionar, ni si es verdad que van a pagar en especies, con crudo, o con diluyentes y productos refinados», comentó, destacando la especulación actual.

Monaldi recordó que, antes de la cancelación de la licencia, se preveía un aumento de la producción entre 10.000 y 50.000 bpd en 2025. Con la cancelación, se estimaba una caída de 100.000 bpd en los siguientes 12 meses. Ahora, con el regreso condicionado de Chevron, Monaldi supone que la producción «se mantendría estable en los próximos seis o 12 meses», aunque ve «un trecho importante» para pensar en un aumento significativo, ya que dependerá de si se otorgan otras licencias y si la de Chevron es lo suficientemente atractiva para la inversión.

En cuanto a las implicaciones para Venezuela, Monaldi explicó que el costo de oportunidad para Maduro es exportar a China con descuentos. Si Chevron paga en crudo o diluyentes, Venezuela resuelve parte del problema de producción, pero la liquidez seguiría siendo un reto. Considera que el acuerdo con Chevron debe ser, al menos, cercano a la mejor alternativa para Maduro. En general, Venezuela estará un poco mejor que sin licencia, pero no necesariamente tan bien como con la licencia anterior.

Monaldi sugirió que el regreso de Chevron se debe al pragmatismo de la administración Trump y a su posible interés en la reducción del precio de la gasolina en Estados Unidos. Aunque Venezuela produce menos del 1% del petróleo mundial, el crudo pesado venezolano es valioso para las refinerías del Golfo de Texas y Louisiana. Sin embargo, enfatizó que «Venezuela no tiene impacto en el mercado petrolero internacional» y lo que pase en el país «no va a afectar el precio internacional».

Diferencias de Opinión y el Alcance de la Licencia

Por su parte, el profesor Oswaldo Felizzola, coordinador del Centro Internacional de Energía y Ambiente (CIEA) de Venezuela, señaló la clave de si es una renovación o una «nueva licencia especial», que permitiría a Chevron «mantener la producción, como la tenía antes».

Felizzola coincide con Monaldi en que el crudo venezolano procesado en el Golfo de México representa un ingreso importante para la economía. A diferencia de Monaldi, cree que el mismo modelo de licencia con Chevron podría aplicarse a Repsol, Reliance, Maurel & Prom y ENI, aunque advierte que «esto lo maneja cada empresa por separado con Washington». Reiteró que Venezuela solo representa el 1% de la producción mundial y el 3% de las importaciones de Estados Unidos, lo que significa que su capacidad para ser sustituido es «prácticamente instantánea».

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