A Ruperto Contreras, de 70 años de edad, lo privaron de libertad el pasado 9 de enero en las inmediaciones de la Plaza República de Maracaibo. Ocho meses después, el anciano agoniza en una celda por una infección crónica de la próstata y otras complicaciones.
Contreras permanece detenido en el comando 111 de la Guardia Nacional en Maracaibo. Desde allí lo han trasladado en varias oportunidades al hospital Central Doctor Urquinaona, donde los médicos le prestan las atenciones primarias, pero no pueden dejarlo hospitalizado, ya que la orden es que permanezca en prisión.
Según sus familiares, los médicos aseguran que el caso de Contreras amerita hospitalización inmediata para tratar la infección. Luego, el señor Ruperto debería de someterse a una intervención quirúrgica.
“Suplicamos que no lo dejen morir en prisión”
Richard Contreras, hijo del anciano, declaró a El Vigilante que el pasado domingo 3 agosto su padre fue trasladado de nuevo a la emergencia del Central por presentar fuertes dolores abdominales.
“Papá no podía caminar, iba llorando de lo fuerte del dolor. Estuvimos en el hospital desde el mediodía hasta altas horas de la noche, Gracias a Dios lograron estabilizarlo y lo dieron de alta para que lo devolvieran a prisión”, detalló.
En esa última visita al hospital, Contreras presentó estreñimiento con obstrucción intestinal, infección fuerte en vías urinarias, cálculos en los riñones e inflamación en la próstata grado 4.
Ruperto Contreras ya estaba enfermo de la próstata cuando fue apresado, el 13 de enero tuvo su primera emergencia médica y estos ocho meses de confinamiento han mellado su salud.
“Son las condiciones en las que está, solo con decir que solo tiene una letrina, un hueco en el piso, donde más de 90 detenidos hacen sus necesidades”.
Esta familia marabina suplica que el anciano sea liberado para que pueda cumplir con su tratamiento en el hospital y luego optar a una cirugía que le otorgue unos años más de vida.
Nota de Prensa
