Hoy en día, el Santuario de la Virgen de las Lágrimas recibe anualmente a un millón de peregrinos que acuden a honrar a la Virgen y a meditar sobre el profundo mensaje de dolor y esperanza que sus lágrimas transmiten.
Cada 31 de agosto, la Iglesia celebra a la Virgen de las Lágrimas, una devoción mariana que nació en Siracusa, Italia, en 1953, a raíz de un suceso extraordinario. Entre el 29 de agosto y el 1 de septiembre de ese año, una humilde imagen del Corazón Inmaculado de María, hecha de yeso, derramó lágrimas humanas en la casa de los recién casados Angelo Iannuso y Antonina Lucia Giusti.
Antonina, que estaba embarazada de su primer hijo, fue la primera en presenciar este milagro. La noticia se esparció rápidamente, atrayendo a una comisión de científicos, que incluyó a un médico ateo, para investigar el fenómeno. Después de analizar el fluido, la comisión concluyó que las lágrimas eran de composición humana y no tenía una explicación científica. Como resultado, en diciembre de 1953, los obispos de Sicilia declararon que lo ocurrido era un milagro.
El Significado de las Lágrimas de María
El milagro ha sido interpretado y venerado por varios Papas. En 1954, el Papa Pío XII se preguntó si las lágrimas de la Virgen eran de dolor por el pecado del mundo, de tristeza por los hijos que se han alejado de la fe, o de esperanza por su regreso.
Por su parte, San Juan Pablo II, en su visita a Siracusa en 1994, consagró el santuario dedicado a la Virgen de las Lágrimas. Para él, las lágrimas de María «testifican la presencia de la Madre Iglesia en el mundo». Las describió como un signo de dolor por aquellos que rechazan el amor de Dios, por las familias con problemas, por los jóvenes desorientados y por la violencia que divide a la humanidad.
Más tarde, en 2016, el Papa Francisco llevó la reliquia de las lágrimas de la Virgen al Vaticano para una vigilia de oración. Allí, él afirmó que la Virgen «enjuga nuestras lágrimas» y nos ayuda a levantarnos. En otra ocasión, en 2018, pidió el don de las lágrimas para que la humanidad pudiera llorar por sus pecados y las calamidades que aquejan al pueblo de Dios.
Hoy en día, el Santuario de la Virgen de las Lágrimas recibe anualmente a un millón de peregrinos que acuden a honrar a la Virgen y a meditar sobre el profundo mensaje de dolor y esperanza que sus lágrimas transmiten. Su historia nos invita a reflexionar sobre la compasión de María por la humanidad y la continua necesidad de conversión y fe.
Con Información de Aciprensa.
