Un subsuelo inquieto, atravesado por fallas activas, convierte a la región en una de las zonas sísmicas más vulnerables de Venezuela.
El Zulia, conocido como la capital petrolera del país, es también una de las regiones con mayor actividad sísmica de Venezuela. Los temblores que sacuden con frecuencia a la entidad no son simples episodios aislados. son el resultado de un complejo entramado de fallas geológicas en constante movimiento, que responden a la interacción de dos gigantes tectónicos, la placa del Caribe y la placa Suramericana.
La raíz del fenómeno
El origen de los sismos en Zulia se encuentra en la fricción constante entre estas placas. La placa del Caribe se desplaza hacia el este, presionando contra la Suramericana y generando un escenario donde la energía acumulada se libera violentamente en forma de temblores.
Las fallas que marcan el pulso del suelo zuliano
Falla Oca-Ancón: ubicada al norte del estado y del Lago de Maracaibo, es considerada una de las amenazas sísmicas más importantes de la región. Forma parte de un sistema que se extiende hasta Colombia y que supera los 800 kilómetros de longitud. Su naturaleza de desgarre lateral la convierte en una falla activa y peligrosa.
Falla de Perijá: estructura de corrimiento que atraviesa la Sierra homónima. Se comporta como una falla inversa de alto ángulo, capaz de desplazar unidades geológicas completas. Su actividad constante la hace un factor de riesgo significativo.
Falla de Icotea: aunque menos estudiada, también contribuye a la dinámica sísmica zuliana. Sus movimientos de convergencia y fracturas internas suman inestabilidad a la región.
El patrón de los sismos
Los movimientos telúricos en el Zulia suelen ser moderados, entre 2 y 5 grados en la escala de Richter, y muchos solo son detectados por los instrumentos de medición. Sin embargo, en ocasiones, la energía liberada alcanza magnitudes mayores, como la experimentada en recientes jornadas, poniendo en alerta a toda la región. Además, las fallas zulianas no solo generan actividad local, también transmiten la energía de sismos originados en estados vecinos o incluso en Colombia, como ocurre con la falla de Santa Marta.
Un llamado urgente a la prevención
Vivir sobre un subsuelo tan frágil convierte a la población zuliana en una comunidad vulnerable. Por eso, los especialistas insisten en fomentar una cultura sísmica que reduzca riesgos. La preparación de la ciudadanía, la supervisión de edificaciones y la difusión de medidas preventivas son factores clave para enfrentar lo inevitable: la tierra seguirá temblando.
El Zulia no solo tiembla por la fuerza de sus fallas, tiembla también por la incertidumbre de no saber cuándo la naturaleza volverá a recordarnos lo frágiles que somos frente a su poder.
Johsué Morales
CNP: 24.302
Fotografía: Referencial