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El salario en Venezuela: Expertos analizan la imposibilidad de su recuperación

Becerra sostiene que, en las condiciones actuales, con una economía mayoritariamente informal, no es factible establecer un sistema contributivo de pensiones o formalizar las relaciones laborales.

La recuperación de un salario formal y digno en Venezuela no está en el horizonte, según un análisis de los economistas Francisco J. Contreras y Douglas Becerra. Ambos coinciden en que la confluencia de factores macroeconómicos ha desmantelado la formalidad salarial y ha llevado el salario mínimo a un valor simbólico.

Con el salario mínimo oficial congelado en 130 bolívares (menos de un dólar), el gobierno ha recurrido a un esquema de bonificaciones que eleva el «ingreso mínimo integral» a 160 dólares. Sin embargo, este ingreso no incide en los beneficios laborales y profundiza la informalidad.

La Pérdida del Valor Monetario

Para el economista Francisco J. Contreras, el bajo valor del salario mínimo es un indicador de la «erosión de las funciones monetarias» del bolívar. La economía ha transitado a un «bimonetarismo de facto», donde el dólar se ha convertido en la principal referencia de valor. Contreras atribuye esta situación a varios factores:

Desequilibrio fiscal y monetario: Un proceso inflacionario impulsado por un desajuste entre la liquidez monetaria y la producción real.

Contracción del sector productivo: La reducción de la capacidad nacional, unida a la dependencia de importaciones, ha exacerbado las presiones de precios.

Ausencia de un mecanismo de ajuste salarial: La falta de indexación a la inflación ha erosionado el poder adquisitivo del salario.

Contreras propone medidas como anclar el salario a una «Unidad de Valor Real» (UVR) y establecer transferencias directas para complementar los ingresos, así como políticas que incentiven la formalización del empleo.

El Mercado Laboral en Crisis

Por su parte, el economista Douglas Becerra señala que el gobierno mantiene un salario mínimo bajo para no desaparecer la relación legal entre trabajador y empresa, aunque la relación ya no dependa de un salario justo. Becerra argumenta que el mercado laboral se ha visto afectado por la «oferta y demanda de empleo», donde la demanda ha caído y la oferta de servicios ha aumentado.

Becerra sostiene que en las condiciones actuales, con una economía mayoritariamente informal, no es factible establecer un sistema contributivo de pensiones o formalizar las relaciones laborales. Ambos expertos coinciden en que, sin un cambio estructural, el gobierno continuará con su política de bonificaciones.

Con Información de Banca y Negocios.