El artista ha anunciado la grabación de un nuevo disco antes de fin de año, fundamentando su inquebrantable resistencia en su profunda conexión con el público.
Seis meses después de sufrir un accidente cerebrovascular y ser diagnosticado con un linfoma cerebral, el legendario Raphael vuelve a los escenarios. El artista se presentará este domingo en el Teatro Romano de Mérida, marcando su esperado «renacimiento» tras cancelar su gira americana de 2025. Contra todo pronóstico adverso, Raphael asegura no tener secuelas, según las evaluaciones médicas que validaron su regreso a la actividad artística.
Una recuperación milagrosa
El artista, de 82 años, rememora el episodio crítico con lucidez: «Nunca perdí el sentido. Me estaba dando cuenta de todo, aunque no podía responder». Destaca su colaboración con los especialistas: «Les digo: ustedes saben lo que tienen que hacer. Cuanto antes, mejor». Sorprendentemente, no experimentó miedo porque «no era consciente de lo que estaba pasando». En una trayectoria marcada por un trasplante hepático en 2003 debido a hepatitis por alcoholismo, Raphael celebra ahora su estado de salud con la afirmación: «Estoy muy bien. Milagrosamente bien». Ha ensayado el concierto completo con sus músicos, aunque mantiene en secreto la primera canción de su repertorio.
Legado y planes de futuro: «No me voy a ir todavía»
Poseedor de 80 álbumes y distinciones tan únicas como el disco de uranio (compartido con figuras como Queen o Michael Jackson), Raphael rechaza categóricamente la jubilación, declarando con firmeza: «No me voy a ir todavía». Incluso bromea sobre su impacto en su propia familia: «Hasta mis nietos me llaman Raphael».
El artista ha anunciado la grabación de un nuevo disco antes de fin de año, fundamentando su inquebrantable resistencia en su profunda conexión con el público: «La música vive conmigo. Y yo no sé vivir sin el escenario. Nada es comparable a eso». Aunque reconoce fatigas ocasionales («Me acuesto, descanso y al día siguiente, sigo»), subraya que lo único que realmente le «fastidiaría» sería no poder volver a actuar, reafirmando así su identidad como un artista perpetuo: «Yo sigo haciendo lo mismo que cuando tenía 20 años».
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