Las fuentes históricas, tanto paganas como cristianas, dan cuenta de su martirio.
Hoy, 30 de junio, conmemoramos a los Santos Protomártires de Roma, las primeras víctimas de la persecución contra la Iglesia Católica. Estos hombres y mujeres murieron en la segunda mitad del siglo I, sufriendo terribles tormentos solo por ser cristianos, seguidores de Jesús de Nazaret. Por ello, la Iglesia les otorgó el título de «protomártires», del griego antiguo, que significa «primeros mártires» o «primeros testigos».
La Persecución de Nerón: Mentiras y Crímenes de Odio
A medida que el número de fieles crecía tras el anuncio de la Buena Nueva, el cristianismo fue rechazado por el senado romano. Consideraron esta «nueva religión» contraria a sus tradiciones y la declararon «ilícita» en el año 35 d.C.
Posteriormente, el emperador Nerón, buscando un chivo expiatorio para el gran incendio de Roma, culpó a los cristianos. Los acusó de practicar una religión «maléfica», distorsionando perversamente la Eucaristía como canibalismo y el saludo de la paz entre ellos como incesto. Así, Nerón desató una infame persecución donde muchos perecieron por su fe en el Dios de amor revelado en Jesucristo.
En la Memoria de la Iglesia
Las fuentes históricas, tanto paganas como cristianas, dan cuenta de su martirio. El historiador romano Tácito registró los hechos en sus Anales, y el obispo de Roma de entonces, el Papa San Clemente, escribió en su carta a los Corintios: «A estos hombres [Pedro y Pablo], maestros de una vida santa, vino a agregarse una gran multitud de elegidos que, habiendo sufrido muchos suplicios y tormentos también por emulación, se han convertido para nosotros en un magnífico ejemplo».
El Martirologio jeronimiano fue el primero en registrar la conmemoración de estos sangrientos eventos, donde más de 900 cristianos fueron asesinados. Señaló el 29 de junio, coincidiendo con la festividad de San Pedro y San Pablo. En el siglo XVI, San Pío V incluyó a los protomártires en el Martirologio Romano con fecha del 24 de junio. Actualmente, la Iglesia los conmemora cada 30 de junio, un día después de la Solemnidad de San Pedro y San Pablo.
Aciprensa.
